16/8/12

Vienes seguido por aquí?

Por hoy y siempre
En una habitación oscura se insultaban dos voces a más no poder. Gritaban y tiraban cosas mientras mi mente deseaba no entender. Escupían frases con espinas que torturan a cualquiera que se anime a oír. No puedo hablar de miradas, ni de gestos, siquiera de lo que tiraban... entre tanto oscuridad solo sentía los gritos y los sonidos de las cosas que contra algo estallaban en pedazos. Atormentada me sentía mientras un viento cálido golpeaba mi piel con entusiasmo, me transpiraba el cuerpo y de mis ojos sentía salir lagrimas tan grandes como puños, tan saladas como la misma sal.
Sentía como las voces martillaban mis pensamientos y como si fuera poco, un taladro perforaba mi cerebro. El dolor era inmenso y no resistía, sentía que todo iba a salir de mi. Tanto como corazón y cerebro corrían una carrera para ver quién escaba despavorido de mi cuerpo lastimoso. Mis manos temblorosas no podían escribir una nota de rescate, ni siquiera letras producían mis dedos, no podía siquiera sostener la servilleta o la lapicera. Al parecer no era lo que tenía que hacer.
Las voces se seguían gritando y con algunas respiraciones dificultosas por la flema seguían con alaridos hablando. Yo quería que se callen y gritaba fuerte pero mi boca me engañaba, ni un sonido emitía mientras yo garganta hacía fuerza para poder liberar con su aturdidor poder "silencio". La boca seguía inmóvil, silenciada, siquiera amagaba a dejarme hacer lo que quería. No me daba explicaciones de lo mal que estaba actuando y me llenaba de amargura no conseguir respuesta.
Algo sonó muy mal, algo grande se acaba de quebrar. Por el ruido estaba ubicado alto y por el sonido creí que su material era cristal. Escuche los gritos de una sola voz que pedía auxilio diciendo "fallo el corazón". Quise moverme a llamar una ambulancia pero mi cuerpo ya no reaccionaba, no sentía ni mis pulmones llenarse de aire al respirar. ¿Está respirando o alucinando?
"No se puede pegar, sus pedazos están por doquier" decía la única voz que escuchaba. No paraba de llorar mientras sentía sus pasos corriendo por la oscuridad. Juntaba un gran montón de trozos y corría en círculos una vez más y gritaba aún más fuerte "No se puede pegar". Mientras sus pasos seguían su curso escuchaba los pedazos de lo roto cayéndose, supongo que de entre sus manos, y transformarse en miles de pedazos más. Y así volvía a juntarlos y a continuar la misma rutina una vez más.
En un momento inesperado una nueva voz se oyó. "No me puedes pegar con mentiras, no me puedes juntar con perdones", la anterior dueña de esos pasos los silencia de un segundo para el otro, escucho un gran montón de pedazos caerse repentinamente y transformarse en miles de millones. Para su respiración y por lo que presiento queda inmóvil. Silencio más que oscuridad, y estaba muy oscuro. Otra vez esa voz "No me hables más" un nuevo sonido aparece en escena, algo cae. Algo tan duro como una piedra cae produciendo un sonido seco, macizo, duro. Nada más que los pedazos del suelo suenan romperse.
Pensé que al fin terminarían los gritos y la angustia, la impotencia y la desilusión, la tristeza y el dolor. Pensé que de una vez por todas era libre de aquella habitación. Supuse que ahora vendría la luz a rescatarme, que me sacaría de éste fondo del mar donde estoy inmersa. Logre ver, a pesar de todo, una grieta en algo que parecía una pared. Esta grieta fue abriéndose una y otra vez, más y más hasta convertirse en miles de grietas que resquebrajaban la oscuridad. Quise suspirar y decir al fin gano la luz. Pero mi boca y mi cuerpo, absolutamente todo, seguían inmóviles.
El silencio continuaba y estas grietas crean un nuevo paisaje. No era grietas, erran relámpagos de tormenta que llenaban la oscuridad de grandes luces, prácticamente hermoso. Parecía que se venía el diluvio. Después de todo algún día se terminaría el silencio. Pensé que no estuchaba los estruendos por estar despistada, pero era una tormenta silenciosa que me estaba preparando para el peor de los desastres naturales.
La voz corto el aire como si fuera una hoja de papel.. Y entre balbuceos logre escuchar que decía "Es una decisión tomada, no voy a volverte a hablar" serena la voz que me tortura en este paisaje tormentoso pero s la vez al no saber de qué hablaba me hacía dudar. ¿Prefería el silencio o la voz tranquila? El problema no era su tono sino las palabras. ¿Se refería a mi? Pero no se me hacía conocida su voz cálida.
No pude evitar volver a entrar en pánico y, a pesar de mis demonios internos, escuche "Autodeterminación, vos podes" En ese momento percibí que la voz provenía de alguien que se estaba proponiendo algo y a mi manera intente alentarlo, con intentar no basta porque mi voz no salía y nada logré. La voz parecía estar sola y sentía como si grandes manos me sujetaran cuando quería correr a abrazar al dueño de ella. Y cada vez presionaban más fuerte, y cada vez más asfixiante. Y sin darme cuenta perdí a mi mejor amante.